“Las cosas que no duran mucho son las más hermosas: una estrella fugaz, los fuegos artificiales…Justamente porque carece de “yo” son más hermosas. ¿Qué tiene que ver un “yo” con unos ojos bellos?
Quiero contemplar tus hermosos ojos aun cuando sepa que no durarán, aun cuando sepa que carecen de yo. Tus ojos son hermosos, son conscientes de que son impermanentes, pero
¿Qué tiene de malo la impermanencia? ¿Podría existir algo sin impermanencia? Así, aunque tus ojos sean impermanentes, aunque no sean tú, siguen siendo hermosos y quiero contemplarlos, quiero disfrutar mirándolos mientras esté ahí.
Sabiendo que tus ojos son impermanentes disfruto de ellos, sin intentar hacerlos durar para siempre sin intentar retenerlos, grabarlos, ni hacerlos míos. Amando tus ojos permanezco libre.”
Thich Nhat Hanh
Con este poema el maestro Thich Nhat Hanh nos invita a tomar consciencia de la naturaleza transitoria de las cosas y de la oportunidad que esa impermanencia nos brinda para vivir con el corazón abierto.
Ante una experiencia:
Me relaciono con la vida sabiendo que es cambiante. El placer y el dolor van y vienen y somos capaces de aceptar las cosas como son.
Esto es fácil de decir y llevarlo a nuestro día a día conlleva de mucha atención a las sensaciones, pensamientos y emociones que se despliegan momento a momento. Conlleva también mucha amabilidad y amor; por un lado, hacia nosotros mismos, y por otro, hacia los demás. Y conlleva paciencia, constancia, sabiduría y entendimiento.
Te invito a que practiques durante unos días esta meditación de 14 min. La intención es es cultivar la ecuanimidad para aceptar la experiencia sin aferrarse a los resultados. Es decir, estar presente en el placer sin apego y en el dolor sin resistencia. Encontrar quietud y apertura ante cualquier cosa que surja aquí y ahora.
Si te apetece puedes compartir conmigo tu experiencia con esta práctica dejando un comentario en este post.
GRACIAS por estos momentos que dedicar a respirar.